"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos" | SURda |
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03-05-2014 |
"La política brasilera fue secuestrada por las grandes empresas"
Joao Pedro Stedile
En diálogo con L'Ombelico del Mondo , programa internacional de Radionauta FM 106.3 de La Plata, el referente del MST de Brasil, Joao Pedro Stedile, analizó la actualidad latinoamericana y de su país, con especial énfasis en la realización de la copa del mundo de fútbol y las elecciones de octubre.
De regreso de Caracas, donde participó de la Asamblea Continental del ALBA de los Movimientos Sociales, Joao Pedro Stedile, economista y principal referente del Movimento Sem Terra de Brasil dialogó con L'Ombelico del Mondo a partir de la experiencia en Venezuela.
“El proceso revolucionario bolivariano es un proceso permanente, de desarrollo, de profundización, de nuevas formas de producción colectiva, de nuevas relaciones sociales”, afirmó Stedile tras contar los pormenores de su viaje. “Es muy complejo porque el Estado venezolano todavía sigue con su naturaleza burguesa, derechista, donde la mayoría de los servidores públicos tienen todavía esa mentalidad de élite, pero se percibe por debajo que hay todo un conjunto de iniciativas donde la gente intenta construir cooperativas de producción, para desarrollar lazos productivos de control y hay, al mismo tiempo, una participación muy activa de la sociedad”.
Y es justamente con esa construcción desde abajo que, según remarca, quiere ir construyendo una alternativa social y política. Con esos movimientos populares con los cuales se reúne permanentemente. “Creo que ellos tienen conciencia de esos retos que tienen y las organizaciones populares venezolanas están muy conscientes de ese rol, sabiendo que el socialismo no es sólo una cuestión de discurso y, por otro lado, sabiendo que no deben asustarse con los problemas económicos y sociales que surjan y que necesitan dar respuesta todos los días”.
-¿Qué opinión se formó acerca de los acontecimientos políticos de América Latina en los últimos meses? ¿Cómo cambió el mapa geopolítico en el continente?
-Nosotros hacemos una evaluación de que hay una disputa permanente en Latinoamérica, de tres proyectos en el continente: uno es el proyecto de recolonización, para aumentar la dependencia y orientar la economía hacia el imperio estadounidense y sus empresas trasnacionales. Y el gobierno de Estados Unidos hace todos sus esfuerzos para recolonizar nuestra economía y nuestra política.
En el medio hay otro proyecto que representa intereses de las burguesías locales, que tiene ciertas contradicciones con el imperio, pero se interesan sólo en hacer una integración capitalista, para apropiarse de los recursos naturales y de la integración económica, que es el proyecto del Mercosur.
Y después hay un tercer proyecto que es el proyecto del Alba, que va más allá de la articulación comercial o política de gobierno, sino que va hacia una integración popular y para eso estamos metidos los movimientos sociales.
¿Qué pasó en estos últimos tres meses? Hubo cambios en cada uno de estos tres proyectos. Por un lado, Estados Unidos retomó la ofensiva hacia nuestro continente queriendo recuperar terreno que había perdido por sus preocupaciones con el petróleo y esas cuestiones en Oriente Medio. Y con eso se está metiendo en todas las elecciones que tenemos por acá.
El proyecto dos también tuvo dificultades por la crisis económica en Argentina, por las dificultades que tiene Brasil y la misma situación del Mercosur que no logra transformarse en un proyecto de América del Sur.
Y el proyecto Alba también pasa por dificultades, por la muerte del comandante Chávez que, sin duda alguna, representaba un rol de vanguardia, de protagonismo y de tomar iniciativas frente al proceso latinoamericano. Entonces, la ausencia de Chávez nos quita un liderazgo que estábamos acostumbrados a ver en iniciativas que él proponía y que están ahí colgadas como el Banco de Sur, el Banco del Alba.
Entonces, estamos en una coyuntura muy difícil, de desequilibrio de estos tres proyectos y esa disputa aparece también en las elecciones; como en Chile, que ganó el proyecto de Bachelet. Ahora en El Salvador hubo una disputa muy cerrada donde los gringos intentaron retomar el gobierno y, por suerte, la claridad del pueblo salvadoreño puso resistencia y puede ser la victoria para que El Salvador se sume al proyecto del Alba. También en Colombia Uribe intenta presentar una alternativa derechista, pero hemos escuchado que no tiene chances, entonces será una derrota de los sectores más derechistas de Estados Unidos. Y hay un refuerzo de las candidaturas de las compañeras que se lanzaron por el Polo Democrático Alternativo y la Unión Patriótica, que pese a que no tengan muchas chances de ganar, consolidan un campo institucional que fortalece las propuestas populares de Latinoamérica.
Entonces, nuestra evaluación es que estamos en un período de mucha disputa y que no hay una hegemonía clara en ninguno de los tres proyectos. Por eso, de aquí para adelante, en los próximos meses es muy importante cualquier iniciativa que se tome en cualquier proyecto, para poder fortalecer los espacios populares, los espacios continentales, que puedan servir de mutua ayuda en todo el continente.
-En Brasil se acercan tiempos de mucha efervescencia. La copa del mundo de fútbol generó repercusiones políticas, y este año se celebrarán elecciones. ¿Qué análisis hace de la actualidad en su país?
-En términos electorales, visto que tendremos elecciones el primer domingo de octubre, personalmente creo que no tendremos grandes alteraciones. Hay tres candidaturas y las dos que tienen mayor representación popular, que son Dilma Rousseff y Eduardo Campos, representan por lo mismo un proyecto neodesarrollista. La derecha más subordinada a los intereses de las transnacionales y al capital financiero, representada por la candidatura de Aecio Neves, no tiene chances. Entonces las elecciones no van a cambiar la correlación de fuerzas en Brasil.
En términos de problemas económicos y sociales se puede decir que las movilizaciones del año pasado todavía están latentes. Creo que después de la copa del mundo podrán volver con más fuerza en nuestro campo de actuación popular. Nosotros estamos propiciando una iniciativa que está aglutinando más de cien movimientos populares de todo el país para reivindicar la necesidad de una profunda reforma política del país. La vida política nacional fue secuestrada por el financiamiento privado que las empresas hacen de todas las candidaturas. En las últimas elecciones las empresas invirtieron más de dos mil millones de dólares en las campañas electorales. Nos son muchas esas empresas. Hay más de 2.000 que contribuyen pero el 80% del dinero viene de las 100 empresas más grandes transnacionales, las constructoras y los bancos. Entonces ¿cómo recuperar los procesos electorales de una forma más democrática? Con una reforma política que venga a través de una asamblea constituyente, soberana y hecha sólo para eso.
Nosotros estamos articulando y nos estamos moviendo para hacer presión social. Para que a final de año o el año que viene llegue la convocatoria a esa asamblea. Pero al mismo tiempo siguen los problemas económicos y sociales que la ciudadanía tiene y seguramente habrá movilizaciones de masa y, ojalá, vengan pronto.
Hay algunos sectores más sectarios que imaginaron que alrededor de la copa del mundo de fútbol se podría sensibilizar a la gente y hacer protestas. Incluso algunos grupitos aislados levantaron la consigna de “no habrá copa”. Eso es porque no entienden nada del pueblo. El pueblo brasilero quiere ver la copa. Y además no mezcla copa, fútbol y política. En la cabeza del pueblo son cosas distintas. Entonces a esta altura del calendario político ya hay un clima en la sociedad brasilera de mucha euforia en relación a la realización de la copa. Y todos en secreto están esperando que la final sea entre Brasil y Argentina. Pero eso no quiere decir que la realización de la copa aparte los verdaderos problemas de la sociedad brasilera. Están ahí latentes y seguramente después de la copa retomarán con mucha más energía.
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